Mag. Agostina Salman – Proyectar Nación

A raíz de una serie muy vista en los últimos días, disponible en el mainstream de las plataformas digitales, me inquietó la posibilidad de indagar un poco más sobre un nuevo fenómeno entre adolescentes. Si bien la historia está situada en Reino Unido y nosotros redactamos desde Argentina, de algún modo las realidades se asemejan y encuentran puntos de conexión que no entienden de distancias, gracias al gran amigo y enemigo de las generaciones globalizadas: las redes sociales. Esta dicotomía de pensar la herramienta de la conectividad como la cura y la enfermedad podría valer un artículo aparte, algo más subjetivo y hasta filosófico, pero sólo invitaré a situarnos en pensar cómo llegamos hasta acá. ¿Realmente lo anhelamos como individuos activos, inherentes a una comunidad y una porción de territorio?, o simplemente estuvimos ocupados en sobrevivir y hoy formamos parte de una sociedad global de la cual no podríamos huir. Hablo de huir porque, en esta línea de investigación, me encuentro con que las mismas redes sociales que impulsan comportamientos extremos, muestran la fantasía de vivir en una montaña, desconectados y recolectando nuestros propios alimentos como el verdadero fin. La sensación es extremista: de un lado coptar a personas lo suficientemente vulnerables como para obedecer un ideal que le alcance para matar o morir, por el otro presionar a tener una vida que presume ser mejor a la que tenés; como si en esa pantalla diminuta estuviese la vida real y en fotos quepa todo lo que somos.
Sigue leyendo INCEL Y ADOLESCENCIA. Datos y reflexiones distintas, para un mundo (cada vez más) distinto.