Para Proyectar Nación
Ildefonso Correas Apelanz (M.S./M.A.)
Desde Albany, NY.
LECCIONES DE DEMOCRACIA: análisis del último discurso de Barack Obama
“America is not the project of any one person. Because the single most powerful word in our democracy is the word ‘We.’ ‘We The People.’ ‘We Shall Overcome.’ ‘Yes, We Can.’” — PRESIDENT OBAMA (1)
Este martes 10 de enero pasado, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, dió su último discurso antes de la entrega de poder al presidente electo, Donald Trump. Sus palabras se enfocaron en dos aspectos importantes de su vida durante el mandato: por un lado, Obama expresó su gratitud con todos los miembros de su gabinete así como con aquellos individuos que lo acompañaron desde el 2004 en las variadas funciones necesarias para llegar a la Casa Blanca. En especial, y en el momento más emotivo de la noche, manifestó su gratitud y su amor por su esposa, Michelle Obama, a sus hijas y su Vicepresidente, Joe Biden y su familia.
Sin embargo, el discurso se hilvanó mediante un segundo aspecto que nos parece importante destacar: El “Excepcionalismo Americano”. Este concepto que Obama relaciona con el hecho de que durante 240 años la democracia en los Estados Unidos ha transferido en forma ordenada y respetuosa el poder de un presidente constitucional a otro, en un marco pacífico y como resultado de elecciones libres, afirmando que, “it’s up to all of us to make sure our government can help us meet the many challenges we still face (somos nosotros –todos– quienes debemos asegurar que nuestro gobierno pueda ayudarnos a solucionar los desafíos que se presentan)” (Obama 2017). La Constitución como Carta Orgánica de la Democracia Norteamericana manifiesta una convicción compartida por todos los Norteamericanos, que “we are all created equal, endowed by our Creator with certain unalienable rights, among them life, liberty, and the pursuit of happiness (todos hemos sido creados iguales, y provistos por el Creador con ciertos derechos inalienables: el derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad)” (Obama 2017). Es de la Constitución que emergen las instituciones que dan forma a la democracia como sistema de gobierno. De dicho documento se derivan; la separación de poderes institucionales que ello requiere; y por último –y no menos importante– el ciudadano como articulador elemental y necesario, como guardián y ejecutor, como responsable de velar por medio de su participación activa, de una democracia que se forje para todos y todas.
“So that’s what we mean when we say America is exceptional… the long sweep of America has been defined by forward motion, a constant widening of our founding creed to embrace all and not just some (Entonces, eso es lo que significa para nosotros cuando decimos que ese país es excepcional… este periodo largo de los Estados Unidos ha sido definido por un movimiento hacia delante, un engrandecimiento constante en la creencia de los Padres Fundadores por aceptar a todos y no solo algunos)”.
Obama, en su discurso, propuso un ensayo sobre el Estado de la Democracia en los Estados Unidos de manera de dignificar esa transición entre gobiernos democráticos como parte importante de su legado presidencial y, como contraste expuesto entre líneas, de lo que podría inferirse del próximo gobierno de Trump.
Obama puntualizó varios sucesos de su administración; 1) la salida de la recesión del 2008-2009; 2) el repunte de la industria automotriz; 3) el más largo período de generación de empleo en la historia de los Estados Unidos; 4) la apertura de las relaciones con el pueblo cubano; 5) la clausura del programa nuclear iraní; 6) la captura y muerte de aquellos detrás del 9/11; 7) el matrimonio igualitario; y 8) el incremento de cobertura a 20 millones de ciudadanos. Lo hizo diciendo que “Eso es lo hicimos… eso es lo que Usted hizo” (Obama 2017) ya que tanto el presidente, como aquel que no lo es, comparten de manera orgullosa el título “más importante en un democracia: el ser Ciudadano” (Obama 2017) argumentado que es el ciudadano el motor del cambio en una nación.
Esto nos lleva a conversar sobre su discurso como un todo, en la medida que Obama explica no solo la importancia y la trayectoria histórica de la democracia en los Estados Unidos sino que eleva al ciudadano como el actor fundamental para mantenerla en el tiempo evocando que “nuestra democracia está en peligro si no la tomamos seriamente, si la descuidamos”. Nuevamente en sus palabras se descarga el peso de la Constitución y su relación con los ciudadanos: “Nuestra Constitución es un regalo bello y de envergadura única. Pero en realidad es un pedazo de tela. No tiene poder en sí mismo. Nosotros, la gente, le damos poder. Nosotros, el pueblo, le damos significado. Con nuestra participación y con las decisiones que tomamos, y con las alianzas que forjamos. Si nos paramos para defender nuestras libertades o no, si respetamos y obedecemos las leyes o no. Esa es nuestra decisión. Los Estados Unidos no es una cosa frágil, pero los frutos de nuestra larga jornada hacia la libertad no están asegurados” (Obama 2017). Eso es lo que “nuestra democracia demanda. La democracia te necesita. No solo en los días electorales o cuando tu propio y mezquino interés te lo demanda, sino sobre todos los días de una larga vida” (Obama 2017). Obama le da fuerza a esa “responsabilidad cívico-social” como forma de custodiar la democracia: “Si estás frustrado con tus representantes… ¡vos presentá tu candidatura!” (Obama 2017).

Ciertamente, la paradoja que ha introducido Trump como presidente electo no se traduce solo a la histeria generalizada de un sector importante de la población –con motivos reales o no– sino que se relaciona con el hecho que Trump gana las elecciones legalmente y por medio de los sistemas y mecanismos que la democracia ofrece y sin embargo aparece como un verdadero villano de la democracia por lo que podría suceder con Donald Trump al frente de una nación que sin duda sigue siendo una potencia en el mundo.
¿Qué tipo de democracia se espera de una persona como Trump? Creo que lo fundamental es reconsiderar la pregunta, si como se percibe, Trump es la antítesis de la Democracia. La pregunta es, en caso que Trump gobierne como un ‘tirano’; si la democracia o este sistema de más de 240 años puede resistir ‘los atropellos’ del futuro gobierno. Desde la perspectiva de Obama, la respuesta es franca: Si, se puede resistir. Pero para esto es preciso pensar en la democracia como una forma de autogobierno que necesita de actores responsables. ¿Qué entendemos por dicha noción de responsabilidad democrática? Que la misma va más allá de la “responsabilidad dominical del Voto” (o en el caso de los Estados Unidos, del día martes) sino que se extiende a un ejercicio pleno de diversas funciones cuyo punto pico de erupción política es el voto como símbolo de procesos y resultados políticos que conducen a transformaciones sociales democráticas. El ejercicio pleno implica varias actividades: estar informado mediante varios medios, saber quienes nos representan y el nivel gubernamental en el que actúan, que políticas consideran, estar atento a las problemáticas locales, manifestar y manifestarse, comunicarse con los políticos que nos representan, demandar cambios, interactuar con otros y otras, escuchar, debatir, respetar las ideas sin denigrar a quienes las plantean a pesar de que disten mucho o poco de las nuestras. La defensa de la democracia, según Obama, no se efectiviza por medio de prohibiciones ilegales o dudosas para evitar que un presidente electo ocupe su cargo. La defensa de la democracia se realiza si uno está involucrado y asume sus responsabilidades cívicas. De lo contrario, ¿cómo cambiamos el contexto político sin participación en la vida democrática de un país? Y por otro lado, ¿qué sucede con aquellos que votaron a Trump, se los puede desmerecer porque sí, se los puede agrupar a todos como un solo paquete homogéneo de votantes? ¿Qué acontece con los derechos de estos ciudadanos?
Sin duda, que el discurso de Obama tiene, entre lineas, el nombre de Donald Trump dibujado. De todas formas, el Presidente Obama, con sus palabras elocuentes y su sonrisa pausada, imploró a los demócratas a no paralizarse y pensar que una sola persona puede dominar el destino de todo un mundo sin oposición o resistencia alguna –asumiendo que Trump en algún momento pudiera obtener dicho poder sin contestación.
“My fellow Americans, it has been the honor of my life to serve you. (Applause.) I won’t stop. In fact, I will be right there with you, as a citizen, for all my remaining days” (Obama 2017).
Obama le dice a los Demócratas que no estarán solos, que él como ciudadano, estará con ellos y que no se olviden que esos 240 años han demostrado algo fundamentalmente importante en la historia: “Si, se puede.”
Desde ya, que la democracia de los Estados Unidos no es para nada perfecta. La trayectoria histórica de la noción ‘ciudadan@/citizen’ en términos de su transformación y la incorporación del «otro y otra’ desde 1776 al presente da cuenta de las tensiones sociales y las desigualdades que han afectado a la sociedad norteamericana. El Presidente Obama lo sabe, como Afroamericano es consciente de las relaciones raciales a pesar de que hayan mejorado. Sin embargo, y a pesar de estas incongruencias, persiste la idea firme que este sistema politico se edifica en una Constitución que constituye la historia democrática de un péndulo que no se aquieta.
Si existe una crisis política por la incursión del Trumpismo como fuerza nueva y cuyo destino y alcances son desconocidos, la misma no ha afectado, aún, a la democracia de este país. Tal vez, esta presidencia encabezada por Donald Trump como el mandatario de los Estados Unidos de América, sea la prueba.
Referencias
Obama, Barack. “President Obama’s Farewell Address”. Chicago, 01/10/2017. https://www.whitehouse.gov/farewell